
El tiempo pasa tan deprisa que con tan sólo una semana, el viaje se me va de la cabeza, se me llena de otras cosas, y lo que queda, empuja por salir para dejar paso a otras, de las que con el tiempo, sólo quedarán pequeños recuerdos.
Los pequeños momentos, que he ido contando estos días, son sólo una pequeñísima parte, muchas veces sólo reflejo distorsionado de la realidad, pero recursos de los que se sirve la mente para fingir la vida.
El viaje a Londres se me queda corto cuando pienso que hoy toca contar el último día y en mi cabeza, no para de sonar el estribillo de la canción de hoy, y me digo eso de: “on my mind there's a thing that I can't explain”.
Así que el resumen de hoy va dedicado a Victor, al que se le hacía difícil explicar los recuerdos del día que toca:
Después de 6 días por aquí he aprendido a entender que los autobuses hacen más paradas que las marcadas en el plano, que conviene bajar 3 plantas a ducharte si no quieres hacerlo de cuclillas y que cuando el resto de tu grupo entra en una tienda, no tienes que quedarte en la puerta.
Hoy para despedirnos, y cómo no tenemos mucho tiempo entre el checking out y la hora de facturación, hemos decidido dedicar la mañana del sábado a pasear por el mercado de Notting Hill.
Notting Hill es un barrio-distrito de Londres situado al noroeste de Hide park, por lo que está relativamente céntrico. Es conocido además de por la peli Notting Hill(Hugh Grant y Julia Roberts) y por su carnaval, por el mercado, mayoritariamente de antigüedades ropa, frutas y verduras de sus calles principales, y ese es nuestro destino.
En sus calles se forma una especie de mercadillo mucho más parecido a los que conocemos de España que el del otro día de Candem Town, pero con la singularidad de la extravagancia londinense y el marco en el que se encuentra, rodeado de casas victorianas, coches originales y gente peculiar.
No puedo contar mucho de Notting Hill que sea conjunto a todo el grupo, puesto que me perdí casi al comienzo y no hubo forma de encontrarlos. Al final decidí, tras casi 40 minutos esperando a que salieran de una tienda, que a lo mejor ya habían salido, y que lo mejor que podía hacer era conocer el barrio yo sólo.
Como no puedo contar su paseo por el mercado, contaré que yo aproveché para mirar montones de puestos buscando regalos para los ganadores de los Oscar, y un llavero que añadir a mi colección “llaveros de ciudades que he visitado”. Me comí una crêpe de chocolate al lado de un puesto de fruta tropical…o de algún sitio raro, y toquetee todos los cencerros de otra tienda antes de salirme de las calles principales con tanta gente y conocer un poco más el barrio.
Fuera de lo que se ve en la zona principal, Notting Hill es de lo más londinense que he visto, y si tan sólo te alejas un poco más, puede que hasta viajes al Bronxs pero con casas de época. Mola haberse perdido un rato por aquí.
Y unas horas después de nuevo con el resto, a enseñar las compras y de camino a despedirnos del albergue.
El resto del día y del viaje se resume en que nos tangaron 12 libras por el bus al aeropuerto, al que casi no llegamos por el atasco de la autovía, que Diana fue toqueteada por una empleada del aeropuerto dónde antes nos gastamos todas las monedas en jelly belly y chicles en cajas bonitas. Que nuestro avión se retrasó una hora y perdimos el bus de regreso a casa en Madrid, pero nos comimos un bocata riquísimo en el suelo de la estación y dormimos casi hasta hoy.
Hasta el próximo viaje.
viernes, marzo 14, 2008
Día 7...On my mind
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2 comentarios:
Muy buenas! Ya he despertado de mi letargo...
Comentar que me parece fatal que mientras estaban metiendo mano a la pobre diana os gastarais los cuartos en unos jelly bellys, que seguro que algun depravado luego se los comio en menos de una hora, pareciendo aquello una macedonia (y no quiero mirar a nadie y menos a mi mismo :p)
Muchas gracias por la fiesta de ayer. Me hizo mucha ilusión. Y menos mal que viniste tu a poner orden, porque fuiste el unico que me asustaste un poco jajaja.
Un abrazo
Eso no fue culpa mía, las prisas de la organización no dejarno tiempo a que mi maquinilla de afeitar hiciese el trabajo sucio, y el desaparecer un ratito bajo la mesa camilla, consiguió convertir mi peinado en una peluca ;-P
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