domingo, marzo 02, 2008

Día 1


No puedo evitarlo, siempre que voy a coger un medio de transporte tengo que hacerlo a toda prisa. Es inevitable, creo, cómo también lo es el cerrar los ojos al estornudar o el quedarte atontado mirando un pájaro que se posa en la ventana. Esta vez no podía ser menos, y para cuando todos tenían preparadas sus maletas, yo estaba decidiendo cual llevar.
Pero al final siempre sale bien y aquí me tenéis, terminando de ver “Lejos de ella”, pero cerca de ella, de él y del resto que también se vienen conmigo.
Y nada importa, cuando sabes que comienzas un viaje, ni una pequeña pelea entre dos mendigos por el banco que ocupo, ni los merodeadores nocturnos de los baños de la estación, porque sé, que cuando me levante de este frío posa-culos, me sentaré sin emborracharme en una sandy que me llevará de nuevo al sitio dónde comienzan los vuelos.

Y medio dormido en el traqueteo me doy cuenta que se ha cumplido el año y ahí está la quiniela queriendo ser tachada. Sé que espera una noche larga tumbado a lo desahuciado en el aeropuerto, pero no estoy sólo…tengo mis galletas de naranja…también, y mis salchichas deseadas por el resto, que gotean ketchup sobre mi nuevo plano-planning, que me dice que su vuelo ya salió, y que los siguientes en despegar somos nosotros, pero antes me queda una hora de sueño, porque mi guardia ha terminado.

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