Dejando a un lado el no cerrar la puerta cuando meas, no taparte con la toalla cuando sales de la ducha o ver en la tele un programa completo sin que alguien haga zaping, el estar sólo también tiene sus desventajas. Se materializan sobre todo a la hora de comer. Creo que me encanta la soledad, en cualquier momento del día, pero me cuesta sentarme a comer sólo. En parte es culpa de venir de una casa de 6 personas en la que siempre hay alguien más contigo a la mesa. En el momento que te sientas, con tan sólo la compañía del filete, te da por cantar, y resuena en tu cabeza la voz de tu tía diciéndote eso de que “el que come y canta el juicio le falta”.
Sin juicio las cosas siempre son más sencillas, y como no había nadie por aquí para subirme en video al youtube, decidí dedicar esos ratos de comida a ensayar con los palillos chinos.
Alguien me dijo una vez que cuando consigues comer cacahuetes con palillos, es que has aprendido a dominar la técnica. A falta de frutos secos, he probado con arroz, patatas fritas, pan, huevo, guisantes, ensalada, fruta, gominotas, cereales y hasta he removido el nesquik con los palillos. Desistí de beber agua al segundo vaso roto, doy fe que comer un yogurt puede resultar eterno y se hacen físicamente imposible algunas actividades varias, que nada tienen que ver con la comida.
Al final pasó la semana. Al final, abrí los ojos. Y al final, me desperté con la ventana abierta y oliendo a verano. Lo malo, es que el calendario no lo niega.
Un grupo que tenía pelín olvidao.
viernes, abril 25, 2008
Abrir los ojos
lunes, abril 21, 2008
La ladrona de libros
Hay libros que lees y pasan, son una historia más que cumple el objetivo de entretenerte, sólo unos pocos te dan en algo que pensar y de todos ellos, tan sólo algunos privilegiados te dejan el recuerdo permanente de haber vivido parte de lo que contaban. Esos libros, son libros que recordarás para siempre.
La ladrona de libros es uno de estos últimos, de esos que cuando cierras los ojos al acostarte, permanecen en tu retina durante días, de los que pueden llegar a hacerte humedecer los ojos mientras los lees.
La ladrona de libros es un regalo de originalidad contada por la muerte en la Alemania nazi. Un libro duro y sincero, con personajes inolvidables e inocentes llevados al límite de la ternura. Una obra maestra muy, muy recomendable, y del que sólo me queda la sensación de no haber disfrutado al 100% por no saber una pizca del alemán más básico…tal vez algún día lo lea con más conocimiento, nunca se sabe, supongo que hay cosas que merece la pena pRobar.
Hoy es lunes, y comienza mi semana más solitaria. La gente de mi alrededor ha huido motivada por los días de fiesta, cursos en la distancia y viajes programados. Tendré el apartamento para mí sólo, y el frío, que es el único que decide quedarse, no me dejará cocinar desnudo.
Tengo trabajo pendiente, acumulado y programado, la nevera llena de víveres y un pequeño proveedor de kefir en un tarro de la cocina. Tengo también un juego del que tengo mono, para combatir el aburrimiento, si llega el caso, y un libro nuevo para los ratos de soledad. Una planta, que decidió seguir creciendo, tras unos meses de dudas, y una nueva experiencia oriental el martes por la noche.
Tengo un hambre voraz que no se me va, unas ganas terribles de madrugar un poco más cada día y unos cuantos sueños por cumplir. No será una semana diferente al fin y al cabo.
El mejor Olle Nyman recomendado por la mujer tirita.
lunes, abril 14, 2008
¡Y un huevo!
Se veía venir, siempre pasa lo mismo, así que cuando he visto el autobús girando la calle, he decidido que no era el momento de batir la comida en mi estómago como en una mini-pimer por culpa de una carrera sin premio…y cómo se veía venir, he perdido el autobús. Otra vez.
La diferencia es que cuando estaba esperando el siguiente, sentado en la solitaria parada, he recibido un mensaje informando que hoy no había clase de italiano. Así que aquí estoy, otra vez en casa, con dos horas extras y descubriendo que me encanta el “train acting” (el mundo que cambia entre dos estaciones), la sorpresa de mi Kinder y que doblar camisetas desde ayer es mucho más divertido, sobretodo si lo haces mientras Victor intenta imitar a la japonesa del video.
Nota para el futuro:
“Si alguna vez vuelves a encontrar un huevo caducado en la nevera NO hacer lo siguiente:
1.-No te sientes a mirarlo mientras piensas en el mejor momento para lanzarlo por la ventana, ponerlo en la puerta de la vecina francesa, congelarlo, meterlo en vinagre para conseguir una pelota o en la zapatilla de alguno para conseguir un buen pringue. La mejor opción suele ser desecharlo.
2.-Si decides hacer un agujero con ayuda de una aguja para extraer el contenido, asegúrate de hacerlo suficientemente grande.
3.-Si se te ocurre que soplando por el otro extremo conseguirás una especie de ocarina mientras vacías el contenido, asegúrate que lo que te acerques a la boca no está demasiado caducado.
4.-Si soplas y soplas hasta ponerte morado sin conseguir que empiece a salir algo por el otro extremo, es momento de parar el juego, o correrás el riesgo de estallar el huevo pocho por toda la cocina.”
*Vetusta Morla recomendado por Mary*
miércoles, abril 09, 2008
...y llueve por fin
Anoche terminé de leer “El valle de los caballos” que es la segunda parte de la serie “los hijos de la tierra”. Después de leer “El clan del oso cavernario” te queda esa hormiguilla de saber cómo continúa la historia de Aila, y pasado algún tiempo he conseguido calmarla.
El libro me ha gustado, aunque no era difícil que eso pasase cuando ya tenía cariño por los personajes antes de empezar a leer. La historia continua, y te sorprendes entretenido en cómo la chica se las apaña por sobrevivir sola, te sientes mirándola a corta distancia deseando interaccionar, y te frustras cuando los caminos se toman su tiempo en cruzarse.
En la última página viene un resumen del siguiente: “Los cazadores de mamuts” y hoy me he levantado y he decidido que no lo leeré. No me gusta lo que viene, así que he pensado que no quiero que pase y voy a zanjarlo a mi manera…aunque, soy volátil y experimentaré dejando que alguien lo lea antes que yo…alomejor la cosa no es tan mala.
La foto del post de hoy, es lo que se lee. He descubierto que soy capaz, en condiciones normales, de vencer a 18 niños de 5 años en combate.
Con condiciones normales me refiero a:
*El campo de batalla es un recinto cerrado del tamaño de una cancha de baloncesto
*No se permiten armas ni objetos extraños
*No están permitidas las patadas en las partes bajas
*Los niños no tiene ni piedad ni miedo
*Si dejas a un niño incosciente se considera fuera del juego, lo mismo para ti.
No es un gran record, y estoy convencido que la culpa de ello la tiene mi moralidad, pero no me siento capaz de usar a un niño de 5 años como arma para pegar a otros, y eso ha sido mi perdición. De todas formas, 18, es un resultado aceptable ¿o no?.
Llevo bastante tiempo escuchando Condor y leyendo su blog(un programa de la radio italiana), que siempre me anima el camino a la EOI. Un programa recomendable por la simpatía de los presentadores y el contenido. En él, se cuentan esas noticias del mundo, que de otra forma no conocerías, porque no hay espacio en los programas normales.
Un programa que empieza con estas sintonías no puede ser malo.
De Condor me vino la idea de hacer el test, y hoy me siento más seguro al pasar cerca de un colegio.
Esta semana, además de la lluvia, me ha traido de vuelta las risas de los domingos con "Qué vida más triste", un videoblog-serie que no me canso de recomendar y que ha estado casi una año de parón. Enhorabuena a quién no lo conozca, porque podrá darse un buen atracón antes de esperar, de cada domingo, algo especial.
Y como llueve, por fin, y estoy contento, también en parte a la lluvia, últimamente me he aficionado a la alegría de Ben Lee (recomendado a todo aquel que le guste la música de Paul Simon). Toca tirar de videotubo.
jueves, abril 03, 2008
Cambio radical
Ayer tenía cita en la peluquería a las 11 de la mañana. Reservé con Ana, pero mi peluquera no se llama Ana, ni siquiera es rubia, menos mal que cuando me vio entrar dijo: “Ana, déjamelo, que se lo corto yo”.
La culpa fue de la conversación de reserva:
-Peluquería XXX dígame…-
-Esto…si, quería pedir hora para un corte de pelo, umm…a poder ser para hoy-
-¿Quien se lo va a cortar?-
-¿cómo quién se lo va a cortar?...pues yo-
-¿cómo que tu?...vamos a ver…¿cómo se llama tu peluquera?-
-Ahhh, vale…pues no lo sé la verdad-
-Pero, ¿cómo es?-
-Pues…es…no sé, la chica que me lo corta siempre…no sabría decirte-
-Pero vamos a ver, rubia, morena…-
-Si sí, rubia-
-Pero…¿rubia y alta o morena y baja?-
-No no, te digo que rubia…
-Ah, pues entonces te pongo cita con Ana…pero Ana está de descanso hoy-
-Pues ponme para el miércoles-
…
Así que a las 11 estaba ahí yo, con mi mochila de clase y mis fotos feas para el pasaporte.
Post peluquería y después de rechazar la idea de hacerme nuevas fotos con el peinado fashion de Silvia (que así se llamaba la de verdad), me fui a comisaría.
El tío se me queda mirando un tanto extrañado, llevo la misma ropa que en la foto “reciente” pero no me parezco mucho…todo es cosa del pelo y la cara soso que pongo siempre en las fotos, intento repetir la cara mientras me mira, y me tanga 17.20 por el pasaporte.
Con el pasaporte en la mano entro en la tienda de Tattoo & Piercing y pido información…esa fue la decisión empuje.
Ahora parezco recién salido de cambio radical, ahí me veo con mi cara soso, nuevo peinado y un piercing en la ceja, y entre tanto me ha dado tiempo a saludar a Kefir, ir a clase, auspiciar el transplante de un cactus moribundo y cenar en casa del Vito, reconvertido en inquilino.