miércoles, junio 10, 2009

Domani, oggi sarà ieri


Historia:
Estábamos intentando filtrarnos tras una banda estrecha de tiempo de estudio, cuando un enorme tssss dio entrada en la sala a una marabunta de pequeñajos en fila de a dos. Ante eso no hay filtro que valga. Nos miraban con los ojos muy abiertos alucinados de pensar en qué estarían haciendo tantos jóvenes callados en una sala tan grande, y a la hora del recreo. Se pasearon por las mesas entre risitas calladas y juegos inocentes, mientras la biblioteca entera desperezaba como un enjambre de zombis con grandes ojeras tras las que los mirábamos también a ellos. Cuando se fueron, nos dejaron a todos una sonrisa en la cara, y a mi la sensación de sentirme como una fierecilla encerrada a la que aporrean tras el cristal del zoo. Me dieron unas ganas tremendas de salir tras ellos y agarrarme a la fila, infiltrarme en su grupo a cuclillas, y poder decirles a traición que no lo hagan, que cuando crezcan no malgasten tanto tiempo en un sitio como este. Pero no lo hice, en vez de ir tras ellos, reconocí por el camino, a un friki religioso, que jamás leí la biblia y que lo único que sé de algo parecido a un evangelio es esto, y un rayo fulminante cayó del cielo y me retorció el tobillo en plena calle. Poco después comenzó a llover mientras me arrastraba a por mis cosas a saltitos, y terminé el día en el hospital sin zapatillas suplicando por un ibuprofeno. Desde ese día no he conseguido levantarme con el pié derecho.
La verdad, es que no nos damos cuenta de cuánto utilizamos cualquier parte de nuestro cuerpo hasta que te dicen que no debes hacerlo. Prueba a inutilizarte el dedo meñique del pié uniéndolo con celo a su vecino anular. Te darás cuenta en poquísimo tiempo cuanto necesitas tu pequeño dedo inútil. Después mírame a los ojos y dime que es justo que en época de exámenes me prohíban patalear.
No pretendo con esta historia hacer una entrada de vida sufrida al más puro estilo cuñadadeldifunto, no vaya a ser que termine atrayendo a alguna cara triste, es más bien una nota para el futuro: “Recuerda que un día raro comienza cuando no encuentro la suerte tirada por la calle”

Una muy buena canción, aunque las drogas no funcionen.

3 comentarios:

Irene dijo...

Lo que me sorprende es que los chavalines no os tiraran cacahuetes, con lo silvestres que están...
En cuanto a tu tobillo, no podrás patalear, pero deberías tener cerca una pelotita antiestrés. O una diana con la foto de XXXXXXX (sustituir por el profesor odiado) y dardos afilados... Es lo mínimo en exámenes telequiles.

Zuleika dijo...

jaja, la cara de los niños era un poema, me los imagino cuando llegaron a casa contando su superexcursión a sus padres... y no te preocupes, tu blog no se parece en nada al de cuñadadeldifunto, le faltan animales de colores...

Blanka dijo...

Ahora llevan a los niños a las bibliotecas?? Será para que se amansen??? Lo raro es que no hicieran alguna burrada porque segun andan.....se las saben todas...
Anda que lo del tobillo... parece que hay epidemia, no sé si sera bueno patalear pero la idea que te han dejado por ahi de los dardos es muy buena.
Un beso y suerte en los exámenes!!