Definitivamente no se hacer diarios. Es un trabajo que requiere orden, y cuando no sabes o no eres capaz de ordenar tu vida, es estúpido intentar archivarla de forma escalonada.
Lo que escribo normalmente tiene, o suele tener, más de dos lecturas diferentes; una superficial sobre cosas que me pasan, otra un poco más profunda que deja entrever alguna de mis ideas y sentimientos, y luego hay pinceladas de mi, ocultas y repartidas por doquier, en un intento de bitácora, un libro de anotaciones desastroso para saber quien soy si algún día me pierdo, pero ante la incapacidad de de ir haciendo entradas manteniendo un ritmo constante, escribir aquí de vez en cuando se convierte en un ejercicio de paisajismo pixelado, que en algunos casos puede resultar brillante, y en otros, un vacío interrogante.
En las próximas entradas, intentaré, con perspectiva de flash-back, recuperar algún pedazo perdido de estos meses.
“…El, como medievalista, creía en la rota Fortunae, o rueda de la Fortuna, un concepto básico de De Consolatione Pbilosophiae, la obra filosófica que había sentado las bases del pensamiento medieval. Boecio, el último romano, que había escrito la Consolatione mientras padecía una prisión injusta por orden del emperador, había dicho que una diosa ciega nos hace girar en una rueda, que nuestra suerte se presenta en ciclos…”
¿Sucede acaso que mi rueda ha tocado fondo, y ahora comienza a girar vertiginosamente hacia arriba?...no lo se, la verdad es que nunca he terminado de creer en la suerte tanto como Ignatius Reilly, pero últimamente lo que escribo en mi pizarra mágica se hace realidad tan rápido, que comienzo a no querer borrar ningún deseo futuro y anhelar que caigan todos dentro del plazo de la buena racha.
La suerte, si es, es efímera, aparece con creer que está y desaparece sin saber si alguna vez estuvo. Se muestra casi siempre incompresible y sólo la descripción de la rueda con pequeñas ruedas independientes interiores, aunque vana y casual, se acerca lo suficiente a la realidad.
Sólo el tiempo dirá si podré considerar que estoy en pleno ascenso, o tan sólo es una pequeña subida en el descenso, pero una cosa es segura: esté dónde crea estar, las cosas siempre cambian.
“I feel it all” y la alegría de lo más parecido que he encontrado, entre mis videos musicales, al famoso baile de la gallina por parte de Leslie Feist, es la representación más cercana a la celebración de mis 6 y ½.
5 comentarios:
Perdona pero el baile de la gallina no es así...
Es el baile que me imaginaba Zule, porque cómo no llegaste a hacérnoslo nunca...:-P
Suponía que no era exáctamente así...pero algún parecido tendrá digo yo...como mínimo la alegría y los cohetes alrededor.
Tenía tan empolvado mi nick que no se me ha dejado darle uso como Dios manda :S
Echo de menos el amarillismo de otros blogs, pero como los 80, algún día volverán ;)
Y de acuerdo con Zule... seguro que hay vídeos en youtube en los que puedas sacar el verdadero y genuino baile de la gallina xD
No sé cómo será el baile de la gallina, pero mi baile de la victoria sí que se parece a esto, excepto por los cohetes: el fuego es peligroso en plena euforia, aunque claro, si va por dentro...
A ver, que sí que hice el baile de la gallina... y no hay vídeos pero tranquilos que un día voy a casa de Angelina y la grabo bailando en la cocina...
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