sábado, noviembre 29, 2008

Passeggiare ancora


Los paseos se diferencian de las huidas en que no puedes mirar continuamente hacia delante. Un paseo, incluso los más largos, te devuelven siempre al punto de partida. A veces ocurre sin prestarle atención, pero incluso en esas ocasiones, llega el inevitable momento de decidir; seguir caminando o dar media vuelta. Yo hoy tengo ganas de pasear.
El problema es que hace bastante frío, incluso para los que hemos nacido en esta estación, sin remedio condenados a enamorarnos del cielo lleno de nubes, las mandarínas y las castañas. Pero yo hoy tengo ganas de pasear…y pasearé.
Me preparo un té, cojo mi libro y me siento junto a la ventana bien pegado al radiador, pongo los pies descalzos encima del sofá, justo de la forma que hace enfadar a mi madre, y leo.

El niño con el pijama de rayas (John Boyne): A estas alturas es un libro de sobra conocido. Me ha parecido inocente, corto pero directo, y sobre todo tiene un sabor agridulce que me encanta. Uno de esos libros que deja un recuerdo permanente y la firme decisión de no ver jamás la película a pesar de estar convencido será buena. Lo único que no me gusta de los libros en los que aparecen niños, es que, muchas veces, la personalidad que se les da no es realmente la de un niño, si no la de un adulto pensando como un niño. Hay una diferencia sutil pero que marca la diferencia en credibilidad.

Hace mil años que estoy aquí (Mariolina Venezia): Mi reencuentro con el realismo mágico ha sido tal y cómo me lo esperaba. Desde la primera página te atrapa la originalidad y esa forma de escribir más propia de Gabo que de imaginar en una escritora italiana. Lo único que desmerece de este libro es la velocidad a la que transcurre la trama. Mariolina debería haber escrito el triple de páginas para aprovechar la historia al máximo.

La Bodega (Noah gordon): Cuando lees un libro y te gusta la manera en la que está escrito además del contenido, no puedes evitar leer cuanto cae en tus manos del mismo autor. Noah Gordon por el momento no me ha decepcionado. Un libro que está muy bien documentado. Todo encaja a la perfección como un puzzle de mil piezas en el que nada, ni una sola palabra, está escrita por azar. Una vez empezado, te sorprenderás leyendo sin poder parar incluso en las seis últimas páginas de agradecimientos. La bodega, puede ser el mejor libro que he leído en unos cuantos meses.

Y mientras sigo leyendo, me pongo buena música.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Holaaaaaaaa!!! Si que hace frío si!! ¿¿¿Será verdad eso que dices que los que hemos nacido en estas fechas estamos condenados a enamorarnos de cielo lleno de nubes??? (dentro de nada es mi cumple)
De todos los libros que comentas, me apunto La bodega, que ya le había visto por verano creo recordar, pero que no me lo pille porque no tenia apenas tiempo de nada y ahora esperaré a ver si hay algún iluminado que se le pase por la cabeza como regalo, lo dejaré caer.................
Un beso, espero verte más amenudo!!!!!
Blanka

Anónimo dijo...

Hace mucho que no leo así, agusto y de forma tranquila. Ultimamente leo de manera voraz e incluso culpable, con remordimientos. Como si leer fuera una de las tareas que debería aparcar frente a otras, y tan sólo escapo de esa sensación una vez sumergido en la historia, cuando las páginas han dejado de ser páginas y son tan solo el pórtal que me transportan a ese mundo.

Te envidio...

Anónimo dijo...

Hola Javi!! Bueno te digo me encanto tu frase de las nubes y la he mencionado en mi blog, quise poner un enlace del estilo a los tuyos para que apareciera tu pagina, pero como soy una negada no he podido, cuando tengas tiempo me dices como hacerlo para editarlo.
Un beso!!!

Anónimo dijo...

Ya lo he hecho!!! jejejejejej gracias!! Que haría yo sin ti!!!!
Lo tengo puesto en el blog que te dejo aqui como URL, el Space le actualizo de ciento en viento.
Un beso!!!

Anónimo dijo...

Gratamente sorprendido por tus letras, que he descubierto vía "Blanka" (Ojos de caramelo), por un comentario que hizo a un texto mío. Y en el que te menciona de tal modo que uno vislumbra, para constatar después, que detrás de tus palabras, como de las de todo aquel que tiene buena pluma se esconde un lector compulsivo...
Te animo a que no dejes de escribir. Un abrazo literario.