lunes, octubre 20, 2008

Ilusión vs Decepción


Seamos simplistas, un animal actúa por instinto, y cualquiera de sus actos podríamos explicarlo como la búsqueda de alimento o reproducción. Desde que nacen, tienen como objetivo alimentarse y sobrevivir el tiempo necesario para reproducirse. Así que, reducimos la vida de un animal a una búsqueda continua de alimento, que saciada, le lleva a la reproducción.
Nosotros nos consideramos diferentes, y en consecuencia, nos atribuimos cualidades que descartamos en otros seres vivos para diferenciarnos, y creernos especiales, gobernantes, por así decirlo, de nuestro destino. Sin embargo nos movemos en la rutina, un ir y venir diario hacia ningún sitio en concreto. Nos alimentamos para vivir, vivimos para formarnos, nos formamos para trabajar, trabajamos para poder seguir alimentándonos, y saciados, o tal vez no, buscamos reproducirnos. Nos vemos diferentes, pero estamos abocados también a la búsqueda eterna de la felicidad insatisfecha, porque no nos engañemos, nuestra naturaleza sigue siendo animal.

Dicen por ahí que hay quien trabaja por dinero, que a fin de cuentas es sólo el medio de transporte, el vagón en el que viajan algunos sueños, semillas de ilusión y objetivos rectificadores para no salir del ciclo marcado.
Y de eso va este experimento, movido por una pregunta:

¿Compensa una ilusión a una decepción?
La mente humana es rápida, tanto que, en un instante de medida fugaz, es capaz de cambiar tu mundo y reconstruirlo tan sólo sobre una ilusión. Algo así cómo el cuento de la lechera a cámara súper rápida. La desilusión, sin embargo, funciona en slow-motion, dura más, duele más dentro y escuece piedra a piedra mientras se deshace el castillo, pero siempre deja las ruinas de ¿y si hubiera sido verdad?.
Me declaro culpable de, a pequeña escala, experimentar con la ilusión, crear felicidad efímera y dejar indicios de esperanza ruinosa.
Y respondo a la pregunta: En mi opinión sí ¿y para ti?.

El cuento número 13 es de esos libros que no entra de primeras, a la vista, simplista y previsible, con una historia que no llega a calar. La típica protagonista con aires melancólicos de una historia, la suya, que aún siendo menor, superpone a todo lo demás. Una trama demasiado vista sobre la siempre aburrida vida de la escritora de libros.
Me dejé engañar, y me ha costado varios meses terminar un libro tan corto. En mi opinión no compensa del todo el aburrimiento inicial, pero el libro es de los que finalmente no dejan mal sabor de boca. Recomendado si alguien te avisa que después mejora lo suficiente.

Yo no me puedo quejar, no tengo mala vida, de hecho, hoy lo primero que he visto al abrir los ojos ha sido un enorme arcoiris frente a mi ventana, pero el ritmo de la canción de Manu Chao marca últimamente mis días. Definitivamente, el estress me hace ser más eficiente.

lunes, octubre 13, 2008

Tarta madre


Una vecina le ha pasado a mi madre un vaso con algo raro y una receta de un bizcocho. En el título del folio pone “Bizcocho de Sevilla (convento de las carmelitas descalzas)”. Supongo yo, que cómo lo hacen madres, aunque no tengan hijos, es por eso que de casa en casa se ha bautizado como “tarta madre”, así que cuando mi madre me pidió que le pasase la receta a ordenador, a mi hermano y a mi nos entró la risa tonta y le preguntamos si lo que pretendía hacer era la super-tarta, la tarta definitiva o la madre de todas las tartas.
De todas formas, no es para reirse, porque para hacer esta tarta tienes que disponer de 10 días y no se necesita ni frigorífico ni batidora, vamos, que hay que tener paciencia de monja y….una salud de hierro, porque la guarrería que te pasan en un vaso tienes que mezclarla con harina y azúcar el primer día, removerlo al segundo, echarle leche al quinto día, mezclarlo otra vez el sexto y, el último día, antes de completar el bizcocho tienes que separarlo en 3 vasos para dárselo a 3 personas…vamos lo que viene a ser una cadena del e-mail, pero afectando directamente a tu salud y a los olores de tu casa.

Aquí dejo la receta, aunque para poder hacerla correctamente necesitarás la masa madre, amasada por manos y manos (vete a saber de quien) y que lleva fermentando, sin frigo ni batidora, por los siglos de los siglos. (Amén).

…Amén es una de esas palabras que las abuelas no pueden dejar de decir, culpa también de las monjas, que han amasado sus mentes desde la infancia, e hipnotizadas son incapaces de retenerla en su boca cuando escuchan “por los siglos de los siglos” o “en el nombre del padre, del hijo, del espíritu santo”. Palabras que he comprobado tiene efectos similares son, la pronunciación del nombre de alguien muerto, al que sin duda seguirá “que en paz descanse” o despedidas varis de buenas noches, que se completarán siempre con un “si Dios quiere”…en fin, que estas monjas si que saben hacer tartas.

Culpa de que lleve días sin actualizar este espacio, no es de las monjas, sino del tiempo, que no encuentro. Llevo un par de semanas actualizando mi sistema operativo, filtrando estrés y adaptándolo al nuevo horario, sin huecos para una vida, y forzando, un año más, la ilusión que enmascare frustración del carnaval adelantado. Mientras, me alimentaré de recuerdos de unos días de vacaciones, descansando del mundo y viendo, por primera vez en mucho tiempo, lo mismo, pero desde perspectivas diferentes.

Pd*Perdí (yo diría que no del todo, pero bueno) una apuesta de las tontas con mi hermano y me veo obligado a rectificar públicamente los resultados del tetris…mentí en el post anterior, en realidad era él quien me ganaba 10-7, obviamente el resultado anterior no era creíble, cómo no lo es tampoco el decir que fue un error informático, si a Ana Rosa se lo perdonaron...*

Algunas veces los vídeos musicales son raros, no llegan al nivel de los anuncios de compresas o de perfumes, pero es que los de One Republic me dejan siempre pensativo...y me encanta esa destrucción final.