lunes, junio 16, 2008

Mentre tutto scorre


Quanto è cambiata la vita, cioè quante sono le dipendenze che adesso abbiamo e a quali non possiamo mai rinunciare. Tra quelle, una delle più riconoscibile è diventato internet, e lo dico perché questa settimana l’ho passata insomma, un po’ isolato dal resto del mondo. Non so se è stato soltanto il mio computer a essere affetto dalla strana malattia che lo rendeva asociale, ma a dire il vero, comunque non pensavo io fossi viziato fino a questo punto. Aproffitandone, il mio caricatore del cellulare ha deciso anche fare sciopero e adesso non posso neanche fare una telefonata.

E mentre tutto scorre così, mi sono reso conto che mancano soltanto dieci giorni per il viaggio più lungo della mia vita, e sono talmente emozionato che nel tempo che avrebbe spento su internet non potevo pensare in qualsiasi altra cosa che non fosse il viaggio, che ha fatto volare i miei sogni mentre restavo qui, sul filo di un rasoio, per cadere finalmente sul lato che mi dice che sebbene oggi abbia l’essame di italiano non lo farò senza te, non posso e non voglio, perché l’italiano è cosa nostra e dovevamo farlo insieme fino a la fine.
L’italiano mi è mancato tanto tutto l’anno che purtroppo sento che, quando l’ho capito, infatti quando il cinese mi ha lasciato un po’ di spazio, resta soltanto un’ultima opportunità che spenderò con te a Septembre.

E questa lingua che è stata al mio fianco negli ultimi tempi, si è fatta accompagnare sempre dei buonissimi film e della ottima musica a la quale mi sono affezionato come un pazzo che no vuole essere mai guarito. ¿ci metiamo insieme in quarantena? Il trattamento comincia coi Negramaro che cantano quello che mi piacerebbe gridargli al tempo che scorre e non si ferma mai.

usami
straziami
strappami l’anima
fai di me
quel che vuoi
tanto non cambia



domingo, junio 08, 2008

Quiero hibernar


Quiero hibernar, y no despertar hasta estar sobrevolando cualquiera de los países que terminan en –istán.
El ciclo, que parece no romperse nunca, me ha traído de vuelta al episodio anual de la tortura mental y yo sueño con ser oso y pasar las temporadas que menos me gustan dormido y despertar, y estirarme en primavera.

Aunque tampoco me puedo quejar, acabo de superar un resfriado que me trajo este tiempo raro, el mismo que arruinó mi visita de teatro callejero, y que me dejó por unos días la voz de Constantino Romero, después, me empezó a salir el juicio y hoy me duele la cara como si un juez me hubiese golpeado la mejilla con su martillo. He pasado unos días sin salir de casa y cuando por fin lo hice, fué sólo para visitar la facultad, que a veces tiene cosas muy buenas, por ejemplo los 20€ que me encontré en el suelo…me los he gastado con el gusto tremendo de imaginar que serían de una colecta organizada por todos los profesores para comprar un regalo al rector…ha sido como haberles robado a todos, y ahora me siento la coplera justiciera.

Tengo una curiosidad creciente y contagiosa por saber el nombre del chico con el que hablo desde hace un par de meses en el autobús, supongo que casi tanta curiosidad como la que siente mi vecina cada mañana cuando mis notas de ánimo amanecen pegadas en su puerta. La pobre está también algo resfriada, y yo, casi me siento culpable por toser por los pasillos.
De lo que no me siento culpable es de ser el causante de la desaparición de una ficha de lavadora. Fue un accidente que se colase por el agujero del detergente y que la lavadora ahora no funcione. Tal vez si hubiese dicho que no la encendiesen…pero es que no había forma de justificar que a su lado encontrasen un clip, una cuerdecita y dos geomag®. Todos ellos pequeños rescatadores perecidos en el intento de recuperar mis 3.30 en ficha. Puede que si, que mi ropa esté sucia, pero mi orgullo intacto.

Y mañana tengo examen, así que 世上无难事,只怕有心人 que viene a decir algo así como “el mundo es duro pequeño, pero nada es tan difícil para quién se lo propone”. Supongo que me lo tendré que proponer…para la próxima.