miércoles, agosto 29, 2007

Pensando en escapar otra vez

Aquí estoy otra vez contaminando mi espacio del océano, y tu ya sabes que si quieres, siempre puedes pasarte surfeando por aquí, a ver si hay mierda nueva.
Sigo sufriendo aventuras y desventuras en el gimnasio, pero, como comentar que voy por el tercer gel de ducha que pierdo, que cuando voy a la piscina hasta se me olvida el bañador, la vez que se me mojó la ropa en la ducha, o la vez que un mazao tuvo que venir corriendo a librarme de la pesa que amenazaba con abrirme la cabeza, no conseguiría más que risas en mi contra, lo que vengo a proponerte hoy es que me ayudes a tomar una decisión menos musculosa.
Soy bueno, soy muy bueno tomando decisiones entre dos opciones, o tres, tal vez, si una es la de decidir más tarde. Si llega el caso que no lo consigo, siempre puedo recurrir a mi última descarga por Internet, un decisor para el movil, en el que, básicamente, te puedes jugar el camino a seguir, a la bola adivina, a tirar una moneda, a piedra-papel-tijera, o a lanzar unos huesos de pollo, o algo.
Pero si la decisión es escoger entre una de estas 16 ciudades, la cosa se complica, y el pollo ya no sirve:

ROMA
MILÁN
BRUSELAS
MARRAKECH
TUNEZ
VENECIA
GINEBRA
BUDAPEST
VARSOVIA
PRAGA
COPENHAGUE
LONDRES
BERLÍN
LISBOA
PARÍS
AMSTERDAM




¿Tu en cuál pensarías para pasar unos días después de los exámenes de febrero?

martes, agosto 07, 2007

Como superman, pero más lento.


Como últimamente me estaba apeteciendo visitar la piscina un ratillo al día, por eso de que ya nado como un sireno y que parece que el buen tiempo ha decidido instalarse en nuestro verano, pero no tenía con quién ir, decidí apuntarme al gimnasio al que va mi hermano para, más que otra cosa, hacer algo por las tardes. Bueno no me liaré intentando justificar tan extravagante idea venida de mi mente más deportiva, y diré directamente que finalmente el plan piscina-jacuzzi-sauna está en su apogeo.
Al gimnasio nos hemos apuntado Diana y yo (por eso de la oferta 2x1 para el mes de agosto), así, aparte de ahórrame la mitad del precio, me aseguro compañía en el ridículo espectáculo con el que animamos a los toros de gimnasio cada tarde.

Te preguntarás por qué el título de este post, pues este post en realidad habla de exhibicionismo. Una persona con mi inocencia y mi mente poco deportiva, puede llegar a entender que se pueda pasear desnudo por el vestuario del gimnasio, al fin y al cabo hay que ducharse y para cambiarse de ropa hay que vestirse y para ello hay que, antes, haberse desnudado. Mi mente también puede entender que te puedan dar ganas de meterte en el baño turco y dejar que el calor y las burbujas jueguen con tu cimbrelín, siempre y cuando no te de vergüenza hacerlo con otros tantos toros de gimnasio metidos en el mismo recipiente. Pero por lo que ya no paso, es que alguien ande tímidamente por el vestuario con la toalla enrollada al cuerpo, y al entrar en la sauna, y previamente haberse convencido que entre ese vapor hay más gente sufriendo, quitársela como si nada. Eso no, eso ya es exhibicionismo. Porque digo yo, que si quieres sudar, se sudará más con bañador, o cuanto menos lo mismo ¿o no?.
O puedo, haciendo un pequeño esfuerzo, llegar a entender que alguien necesite mirarse en el espejo mientras se seca después de la ducha…pero que lo haga mientras estoy yo peinándome ¡no!, ¡eso es exhibicionismo!. ¿Cómo te puedes peinar mientras alguien está justo detrás de ti secándose los huevos con una pierna levantada?...te aseguro que es difícil mantener la concentración y no reírte.

Hablando de concentración terminaré con el exhibicionismo por hoy. Ayer se me ocurrió la feliz idea cuando salía de casa para ir al gimnasio, de ponerme el pantalón de deporte encima del bañador (que ya llevaba puesto), pero sucedió que era tarde y mi mochila demasiado pequeña, así que sólo quedaba una; salir con el pantalón de la mano y ponérmelo en el ascensor (a todos se nos habría ocurrido). Como llevaba chanclas mi mente se enfrió y decidió, tras meditarlo 0,2 instantes, que sería sencillo conseguirlo sin quitarme las chanclas.
Meto el primer pié y se queda atascado, miro hacia arriba y el ascensor marca el 2 piso ya, decido actuar rápido y me quito la otra chancla, que entre las prisas sale disparada y se da contra las puertas del ascensor, el ascensor va por el primer piso y bajando. Intento darle la vuelta a la chancla disparada para que me pueda ser más sencilla la huida, pero ya no hay más tiempo, y a pesar de mi petición de que la puerta no se abriese, lo hizo, y concentración debieron de tener mis dos vecinas cotillas para no reírse, cuando me vieron con el pantalón pisado con una pierna atascada en el suelo y con la otra estirada intentando ponerme la chancla extraviada.
Eso, creo que también, podría ser considerado exhibicionismo.

sábado, agosto 04, 2007

Actos aleatorios de literatura


Desde ayer somos la segunda zona oficial bookcrossing de Salamanca. Estoy ilusionado con el proyecto en el que he metido a mi padre, espero que funcione un poquillo, aunque no es que tengamos un bar de lectores empedernidos (no vamos a negar que cuando termina la semana la Interview está más que sobada), pero ya me encargo yo de hacer publicidad por ahí para que la gente se entere. Y si la cosa no funciona pasaremos al plan B. Plan que mi hermano dice que no se me ocurra contárselo a nadie porque si no, ya nos pueden ir dando el pésame…ahí lo dejo.

miércoles, agosto 01, 2007

Extrañas conexiones


Todos sabemos que cuando se monta en un avión se encienden unas lucecitas sobre tu cabeza que te dicen cuándo debes ponerte el cinturón, cuándo debes apagar tus chismes electrónicos y esas cosas. La gente no suele hacer mucho caso, la verdad, porque quien va a pensar, que el hecho de encender el bluetooth de tu móvil y que se caiga un avión pueden estar ligados de alguna forma. Yo ya no sé que pensar, porque ayer tuve unas cuantas de esas ocasiones en las que por azar (o no) mis actos parecían ser la causa de todos los problemas de la humanidad (la humanidad más cercana, se entiende).
Estaba yo preparándome el desayuno cuándo se me ocurre calentar la leche (que no suelo tomar caliente en verano… ni en invierno). Pulso el botón del microondas y justo en ese instante escucho un golpe en el balcón de mi casa. Apago el microondas que nunca debí haber encendido y cuando llego al balcón me pregunto si el hecho de haber pulsado el botón ha interferido de alguna manera en que Bruce (nuestra gata) haya perdido el equilibrio y haya tirado 3 cajas de la estantería…
Estaba yo, algo más tarde, en la biblioteca intentando desentrañar el caso del libro perdido, cuando pulso el botón del ascensor y justo detrás de mi, se caen unos cuántos libros de la estantería. Supongo que algún desaprensivo en sus prisas por llevarse ese ejemplar dejó algo descolocada la estantería pero…¿tendría algo que ver que se fuesen al suelo justo al pulsar el botón?
Estaba yo de regreso a casa en el autobús cuando decido conectar el bluetooth a ver si pillo algún pardillo de quién reírme y poder practicar un poco de bluejacking…cuando pulso el botón de enviar y el autobús pega un petardazo y se queda parado en medio de la carretera.
Ahora me creo culpable de que esas pobres señoras se estén achicharrando en la carretera a las 2 de la tarde mientras reclaman al pobre conductor el euro de su viaje…Decido no pulsar más botones en lo que queda de día y me niego en redondo a sacar un agua de la máquina de la piscina, no sea que justo caiga un rayo y la liemos.