martes, octubre 20, 2009

Appena fa un mese che sono qui


Turín debe ser uno de los sitios del mundo en los que es más difícil conseguir una casa a un precio aceptable con una calidad mínima. Apenas hace un mes que estoy aquí y he visto casas que personalmente me daría vergüenza poner en alquiler, zulos a precio de palacio y mejicanos intentando venderme su colchón para dormir. He conocido mansiones fuera de mi alcance, con vistas increíbles y buhardillas con techos de cristal. He conocido gente de cada rincón español, una vecina grotescamente cotilla y una muralla de montañas en el horizonte.

Apenas hace un mes que estoy aquí, y soy el yayo de los erasmus. Podría parecer algo malo, pero no lo es, estoy contento de haber pillado este tren y viajo, encantado, enganchado en el vagón de atrás. Un erasmus es una aventura multicultural que solo pasa una vez por tu estación, y aunque suceda un poco más maduro, me adapto bien. Y lo voy a aprovechar.

Apenas hace un mes que estoy aquí y hoy he sentido el olor de la naftalina en el autobús. Esas cosas son el primer aviso de llegada del frío. Suele pasar que hay personas mayores que preveen su llegada a través de una especie de tortura ósea. Es una predicción que no suele fallar, algo inexplicable, como cuando antes de un terremoto las leyendas urbanas sobre prison brake animales toman forma. Hoy es ese día en el que se desempolvan los chaquetones del ropero y los lugares cerrados huelen a armario. No hay duda. Llega el frío, pero yo hoy me compré una bufanda.

Apenas hace un mes que estoy aquí, pero en ese tiempo ya he sucumbido a los encantos de un capuccino bien preparado y mantengo una relación de amor y odio con i rigatoni alla arrabbiata.

Apenas hace un mes que estoy aquí y ya me está siendo difícil no enamorarme.

Apenas hace un mes que estoy aquí y hoy me siento lejos.

La canción de este primer mes dedicada a Rafa y Cri.