Escuché hace poco que cuando se hace un regalo, deberíamos regalar sólo las cosas que nos gustan a nosotros, quiero decir, no volverte loco buscando algo que comprar que se adapte a los gustos de esa persona, porque, en realidad, un regalo tiene sólo sentido si al regalar algo que te gusta, cuentas un poco de ti.
Mis últimas semanas han sido un poco un caos; todo empezó cuando quisimos ir a ver unos monos, allí nos encontramos un policía en el parking que nos dijo: “¿Dónde váis?”…pregunta un tanto estúpida visto que acabamos de parar el coche a la puerta de su parque…”A ver los animales” dijimos nosotros, “Ay mi amol, si lo que tu quieres es ver son bishitos vas a tenel que ir al soo” nos respondió, así que allí fuimos. A la puerta del zoo nos encontramos a alguien más que también nos dijo: “Ay mi amol…” pero esa es otra historia.
Pasar el día con los bishitos mola, más que un regalo fue una sorpresa sensorial. Vimos animales que pensaba no existían, o al menos los había olvidado, pandas vagos, monos muy juguetones, canguros estatua y gorilas rumiando, pero lo cierto es que deberían prohibir las hamburguesas de carne de pingüino.
Mi hermano me invitó a un concierto de Laura Pausini. La verdad es que no fue el mejor de los conciertos que he visto, pero mereció mucho la pena, algo así a como cuando recibes uno de esos regalos mal empaquetados en papel de periódico que se nota que te lo han hecho con toda la ilusión del mundo.
Y el gabacho nos ha regalado una semana increible de parloteo y risas. El martes cuando se fue nos dejó además un día en Ávila, otro en la España profunda (Ruta: San Esteban-Miranda del Castañar-La Alberca) más verde que nunca, un paseo en bici, un par de tardes de terracita, un fin de semana en casa y una cena con dos wuevos huevo.
Se nos olvidó además que Patri sufre de narcolepsia, y le invitamos a ver una emocionante y trepidante final de Eurovisión.
Lo importante de los regalos es que dejen algo de ti a quien los regalas. Una huella en la memoria, una pequeña esencia de tu existencia en los demás. Los poetas, los buenos poetas, consiguen con facilidad regalar las palabras, algo que parece tan efímero, y hacer un poco tuyo sus pensamientos más compactos. El domingo, al fin y al cabo, tampoco fue tan triste cuando lo miras con perspectiva.
No se si voy a resistir una semana con este regalo en casa...
Puede que al fin y al cabo, en el reflejo de todo esto haya un poco de mi caos que esté tranquilo.
Y para que mi hermano no se me enfade, dejo un regalo de 60 de los mejores artistas italianos, que estoy seguro ayudará a levantar de nuevo el teatro de l’Aquilla.
martes, mayo 19, 2009
Tante altre cose pur essendo io
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