jueves, marzo 19, 2009

I libri persi


Hay días que son una mierda y lo mejor es ignorarlos. Sólo necesitas una canción, una buena peli, un libro y al final, si es posible, un buen confidente que sufra de paralelismo crónico. Después es asunto del tiempo.
Voy adaptándome a la nueva realidad y mientras tanto, con los pies fríos y olor a gel de baño, me sobreviene un nuevo flashbak con los libros que recuerdo haber dejado atrás en periodo póstumo de exámenes:

Todo bajo el cielo [Matilde Asensi]
Un libro bastante entretenido. Se hace previsible por el hecho de que ya empiezas a leerlo con ojos de detective. Muchas veces es mejor abandonar tu instinto CSI y tan sólo disfrutar como si vieses una película, porque si de algo se le puede culpar, es de montar, con increíble facilidad y sin permiso, una película de aventuras de sobremesa en tu cabeza desde la primera página. Muy entretenido, aunque presiento que para escribir un libro sobre China sólo se ha quedado en la primera lección del curso.

La conjura de los necios [John Kennedy Toole]
Ignatius Reilly es uno de esos personajes, como el doctor House, que son capaces de enamorarte con todo aquello que cualquier otro intentaría evitar para que no le odiases. Sucio, grotesco, feo, sinvergüenza, maleducado, egoista, sobervio, prepotente, engreido, infantil… y adorablemente gracioso, son sólo algunos de los adjetivos que se me ocurren para definir el libro más divertido que he leído.
Está escrito realmente bien, tanto que mientras lo lees no puedes evitar entristecerte al pensar que no leerás nada más de un autor tan bueno. Recomendado a todo aquel que, al contrario que yo, sepa aguantarse la risa mientras lo lee en el autobús. Gracias a Rocío por recomendármelo.

El ejército perdido [Valerio Massimo Manfredi]
Manfredi escribe siempre sobre cosas históricas y Jaime, cómo no, me recomendó y dejó leer este libro. A ojos de un poco-nada entendido en Historia se convierte en una historia capaz de encuadrarse con precisión en algún hueco de tus clases del colegio.
Muy bien documentado (algo fácil si está escrito por un historiador). La Historia es buena, la historia es diferente a cómo podrías querer que terminase y a ratos repetitiva. Un buen libro en cualquier caso.

Los hombres que no amaban a las mujeres [Stieg Larsson]
Otro de esos libros que forjan su leyenda de mano en mano. Es de lo primero que leo en literatura sueca, y sólo diré que pregunto cada día cuándo llegará el pedido de la segunda parte. Comienza interesante, por el medio es interesante y el final es interesante. Te atrapa desde la primera página y es capaz de conseguir que imagines a una persona para cada uno de los personajes mientras terminas acostándote a las 2 de la madrugada por no dejar de leer. De lo mejor que ha pasado por mis manos.

Los asesinatos de Manhatan [Douglas Preston y Lincoln Child]
Preston y Child a estas alturas no necesitan presentación. Creo que son los autores de los que más libros buenos he leído. Al principio pensarás que estás, por fin, ante algo que han escrito que no sea tan bueno. No es así, poco a poco la historia te rapta, y no sabes si prefieres pertenecer al pasado o al presente…o si, tal vez, será todo lo mismo. Me ha defraudado un poco el final, pero si lo piensas bien, sería tan aburrido que todo terminase cómo quieres…

Esta es la canción que le gustó a Mary:



domingo, marzo 15, 2009

Ruota della fortuna


Definitivamente no se hacer diarios. Es un trabajo que requiere orden, y cuando no sabes o no eres capaz de ordenar tu vida, es estúpido intentar archivarla de forma escalonada.
Lo que escribo normalmente tiene, o suele tener, más de dos lecturas diferentes; una superficial sobre cosas que me pasan, otra un poco más profunda que deja entrever alguna de mis ideas y sentimientos, y luego hay pinceladas de mi, ocultas y repartidas por doquier, en un intento de bitácora, un libro de anotaciones desastroso para saber quien soy si algún día me pierdo, pero ante la incapacidad de de ir haciendo entradas manteniendo un ritmo constante, escribir aquí de vez en cuando se convierte en un ejercicio de paisajismo pixelado, que en algunos casos puede resultar brillante, y en otros, un vacío interrogante.

En las próximas entradas, intentaré, con perspectiva de flash-back, recuperar algún pedazo perdido de estos meses.

“…El, como medievalista, creía en la rota Fortunae, o rueda de la Fortuna, un concepto básico de De Consolatione Pbilosophiae, la obra filosófica que había sentado las bases del pensamiento medieval. Boecio, el último romano, que había escrito la Consolatione mientras padecía una prisión injusta por orden del emperador, había dicho que una diosa ciega nos hace girar en una rueda, que nuestra suerte se presenta en ciclos…”

¿Sucede acaso que mi rueda ha tocado fondo, y ahora comienza a girar vertiginosamente hacia arriba?...no lo se, la verdad es que nunca he terminado de creer en la suerte tanto como Ignatius Reilly, pero últimamente lo que escribo en mi pizarra mágica se hace realidad tan rápido, que comienzo a no querer borrar ningún deseo futuro y anhelar que caigan todos dentro del plazo de la buena racha.

La suerte, si es, es efímera, aparece con creer que está y desaparece sin saber si alguna vez estuvo. Se muestra casi siempre incompresible y sólo la descripción de la rueda con pequeñas ruedas independientes interiores, aunque vana y casual, se acerca lo suficiente a la realidad.
Sólo el tiempo dirá si podré considerar que estoy en pleno ascenso, o tan sólo es una pequeña subida en el descenso, pero una cosa es segura: esté dónde crea estar, las cosas siempre cambian.

“I feel it all” y la alegría de lo más parecido que he encontrado, entre mis videos musicales, al famoso baile de la gallina por parte de Leslie Feist, es la representación más cercana a la celebración de mis 6 y ½.