No soy un tío serio, no lo soy, es más bien que mi humor últimamente no conecta. Yo lo definiría como un pedo; algo que se siente, pero no se ve.
Me pasa últimamente que intento explicar mis ideas y la gente no me entiende, o lo hace, pero no como yo quisiera. A veces hablo y no se me oye, soy como el silencio. Siempre he hablado muy alto, en mi casa todos hablamos muy alto, de hecho pasa en todas las casas con mucha gente, pero a veces mi sinestesia ve los ruidos de mi alrededor tan de colores, que me siento como escuchando música tras unos cascos y termino hablando bajo para no verme convertido en el niño gritón del programa de Juan y Medio. Me río de los chistes malos tan tarde que ya he dejado la sensación de no tener sentido del humor…y mucho menos valgo para contarlos, porque si algo no soy, es gracioso. Me encanta la ironía pero no soy irónico, si intento parecerlo sueno borde y por eso a veces callo, aunque tampoco soy callado, sólo silencioso. Digo las cosas cuando hay que hacerlo, porque aunque no soy valiente, tampoco soy bienqueda. A veces también callo para no mostrar mi ignorancia porque si de algo no estoy orgulloso es de no saber, aunque tampoco me avergüenzo. No soy ni Hemingway, ni Punset ni un tío sensato, y mi testarudez no dura más de un día si consigues convencerme. No es que me guste discutir, pero a veces necesito que quien no piense como yo, me lleve la contraria. No soy rápido ni perezoso y mi velocidad mental se ralentiza con el tiempo. No es que no piense, es que soy más lento haciéndolo y cuando tú vuelves, yo todavía voy entretenido en el camino. Tampoco sé dibujar, ni jugar al fútbol ni conseguir mantener mi atención en algo por más de 10 minutos. No me peino si no voy a salir de casa. No soy un maniático ni tampoco un pesimista. No tengo fuerza de voluntad suficiente y cuando tengo que hacer algo que no me gusta, me cuesta madrugar. No sé cocinar, pero me gusta juntar ingredientes y sé que no soy justo muchas veces, ni con la sal ni con mis actos. No afino cuando canto, ni suelo ser cobarde, aunque sí que reconozco el miedo. No soy alto, ni guapo ni modesto, ni tacaño ni maleducado, ni ordenado ni realista, no soy ni cruel ni presumido, o casi, ni soy muy chismoso o extremadamente sociable, ni soy reprimido ni tampoco paciente, ni divertido ni original. No soporto el reguetón ni la chulería y de envidioso tengo poco. No sé perder y hay quién dice que tampoco sé ganar. No sé bailar y no me puedes preguntar cómo soy, porque sólo sé lo que no soy: perfecto.…Pero me queda mucho tiempo para arreglarlo.
Y aunque no tengo mucho gusto musical, últimamente me he enamorado de Facto Delafé y las Flores Azules
domingo, diciembre 14, 2008
L'umore e altre cose che non sono
Etiquetas:
Humor,
perfección
Suscribirse a:
Entradas (Atom)