Y yo me pregunto ¿qué pasa con lo que comemos?, o a mi me falla algo o sólo como mierda, no encuentro otra explicación.
Hace un par de días Diana, Laura y yo quedamos para cenar en nuestra playa, ahora un poco mancillada y no sólo por los mirones desnudos del otro lado del río, que los hay, aunque a mi no me alcance la vista para verlos. Cenamos tortilla, preparada por mi mismo con el auspicio ilegal de mi madre más criticona, empanadas ni gallegas ni caseras, sólo empanadas sin relleno que no vamos a decir quién fue la que las compró en el último momento y de postre luna esponjosa. Todo rodeado de velas con olor a fus-fus que conseguían espantar los mosquitos, cuyas picaduras parece que no hacían efecto en el manubrio del mirón que se tocaba mirándonos cenar.
Llevo unos cuantos días de recuerdos pasados que regresan imparables a cada paso que doy en la vida. Supongo que es porque recorro de la mano lugares que consiguen evadir mi memoria por tiempos y momentos en los que, casi me atrevo a asegurar, fui feliz, como casi todo niño con infancia, y me siento nostálgico.
La playa, el colegio, la casa de mi abuela, las charlas con Diana, Laura que a veces regresa como la Lauri que conozco, montar en bici, perder el tiempo con cosas estúpidas como la que abría este post.
Dato comprobado: Lo que como lo cago. Y es que ayer pesé lo que comí (aproximadamente 200 gramos a mediodía) y también me pesé antes y después de cagar,(cosas de tener una báscula tentativa en el baño por la operación bikini aún vigente en mi madre) y resulta que cagué lo que comí. Y yo me pregunto. ¿Una persona puede alimentarse sólo de sueños?
sábado, septiembre 02, 2006
200 gramos
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